Héroes bíblicos que fueron también inmigrantes
Publicado hace 1 día - 7 jul 2025
From: Nolita W. de Theo¿Nunca te has preguntado qué pensará Dios acerca de los inmigrantes? Escuchamos muchas opiniones contrarias a nuestro alrededor, las cuales probablemente provocan reacciones en nosotros que quizá no entendemos ni mucho menos podemos explicar.
Al hacerme yo esta pregunta, el siguiente paso que tengo que tomar es buscar en la Biblia si hay alguna historia de algún inmigrante. Para mi sorpresa, no encuentro solo algunas historias, ¡sino muchísimas de ellas! Historias como la de José (Génesis 37, 39-41) y su jornada de esclavo a primer ministro, o la de una jovencita israelita en 2 Reyes 5 (no se nos da su nombre) que platica de un Dios que sana en su lugar de cautiverio y esto conduce a una gran sanidad en el general arameo, Naamán. Son historias que muchos hemos escuchado desde nuestra niñez, pero que quizá nunca habíamos identificado a estos héroes como personas que también eran inmigrantes. Personas lejos de las tierras que las vieron nacer, culturas que entendían y familias que amaban. Por cierto, algunos de los protagonistas de las historias más impactantes de la Biblia.
Al retomar estos relatos, me doy cuenta que en cada uno, Dios está obrando. Y en muchas ocasiones, no sólo permite estos movimientos de un país a otro, sino que son Su idea. ¿Para qué utiliza el Señor estos movimientos de personas de un lugar a otro, de un idioma a otro, de un pueblo a otro?
Para su preparación
Uno de los personajes más importantes de la Biblia es Moisés. Su historia es la base para más de una religión y ciertamente su vida merece los libros, enseñanzas y hasta películas que ha inspirado. ¡Es realmente asombrosa su vida! La Biblia se refiere a él como un profeta importante y el hombre más humilde, y uno que también hablaba con Dios cara a cara.
Pero no siempre fue así. En su juventud, después de haber cometido un delito, huyó de Egipto a la tierra de Madián. Pasó 40 años allí. Hizo su vida allí, se casó, tuvo hijos, trabajó cuidando las ovejas de su suegro, aprendió el idioma y las costumbres de su tierra adoptiva.
Sin embargo, Dios no lo dejó allí. Su propósito al enviarlo a esta tierra extraña fue el de preparar a Moisés para la inmensa tarea que le daría largos años después de su llegada. Me puedo imaginar que Moisés se veía terminando su vida en este lugar en donde había encontrado una vida, y una familia, nueva. Pero todo cambió un día cuando vio una zarza ardiente.
Para su bendición
Otro hombre muy conocido de nuestras historias bíblicas es Abraham. El relato bíblico nos dice que él estaba muy bien en la tierra de sus padres, pero llegó un día cuando tuvo una conversación muy interesante con Dios.
Recibe una instrucción interesante: «Sal de esta tierra y vete hacia el lugar que te mostraré». Ahora, no sé ustedes, pero para mí es muy difícil pensar en empacar todo y partir hacia un lugar sin saber ni siquiera dónde es. Pero sé que muchos se pueden identificar con la historia de Abraham.
Es posible que escucharon la voz de Dios que les dijo que se mudaran de un lugar a otro, de una ciudad a otra, de un trabajo a otro, de un país a otro. Amigos queridos nuestros nos han comentado que gracias a la palabra que recibieron de parte de Dios es que pueden estar tranquilos ahora.
Una palabra te sostendrá a lo largo de las dificultades, que seguramente vendrán. Cuando tienes una instrucción clara de parte Dios, recoges todo y tomas esos pasos de fe con una seguridad que humanamente no deberías de tener.
Para su relación con Dios
La última razón que quiero mencionar porque Dios mueve a las personas es porque Él busca tener una relación personal con ellas. Ruth es una mujer que ha perdido básicamente todo y cuando su suegra, Noemí, decide regresar a su tierra natal (otra inmigrante), ella decide acompañarla de regreso a Israel.
Ahora, Ruth no solo decide vivir en una ciudad distinta, en un país extraño, sino que en su famosa declaración dice que también quiere tomar la fe y las costumbres de su nuevo hogar: «Tu pueblo será mi pueblo y tu Dios será mi Dios». Quiere una relación con Dios.
Salió de su nación gracias a su relación familiar, pero lo que Dios le tenía preparado era una relación con Él. He conocido a muchas personas aquí en este país que han experimentado lo mismo: llegan por una clase de relación o necesidad, pero terminan teniendo un encuentro con Dios. Vez tras vez hemos escuchado palabras como estas: «Llegué acá y no conocía a nadie, pero mi vecino me invitó a la iglesia y ahora tengo amigos que son familia y disfruto de una relación con Dios. Y eso hace toda la diferencia».
Te puedo asegurar que todos nosotros tenemos una historia muy particular, pero también puedo asegurar que en cada momento Dios te ha tenido en Su pensamiento y quiere darte esperanza. No sé cuál sea tu circunstancia, pero lo que sí sé es que hay un Dios que te ama y te ha traído con un propósito al lugar en dónde te encuentras, así que pregúntale cuál es. Te invito a que corras hacia Él y encontrarás descanso para tu alma y paz para tu mente.
Dile al Señor: Padre celestial, te doy gracias porque me tienes en la palma de tu mano. Pido que dirijas mis pasos, guíes mis decisiones y me cuides de todo mal. Cubre mi mente y corazón con tu paz sobrenatural. En el nombre de Jesús lo pido. Amén.
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Sobre el autor
Nolita nació y creció en Durango, México de padres misioneros. Es escritora/conferencista de profesión pero su pasión es el ministerio. Junto con su esposo, Naki, sirvió en el ministerio hispano de Lakewood durante 19 años. Ahora dirigen Juntos ACA.