Un viaje que me cambió la vida: cómo la fe, la compasión y tu ayuda están transformando generaciones
Publicado hace 4 días - 11 jun 2025
From: Sadiel CastroPor años había escuchado sobre el hermoso trabajo que realiza Compassion International en diferentes países del mundo. Su enfoque en el desarrollo integral de la niñez, de la mano con iglesias locales, siempre me había parecido inspirador. Desde que comencé a trabajar en Vida Unida, había recibido varias invitaciones para viajar con ellos y conocer de cerca el impacto que tienen en las comunidades.
Pasarían tres años antes de poder emprender un viaje a la República Dominicana con ellos. Y déjame decirte algo: cada segundo valió la pena. Desde los primeros momentos de haber llegado al país, la realidad fue clara: en muchas comunidades hay una pobreza extrema que no se ve en los hoteles ni en las postales turísticas. Familias enteras sobreviven con lo mínimo, y muchos niños están expuestos a un entorno peligroso, marcado por la violencia, la desesperanza y la falta de oportunidades.
La cara de la necesidad
Durante una semana entera estuve en la República Dominicana, visitando varios centros de Compassion en lugares como la Zona Colonial, San Francisco de Macorís y Punta Cana. Lo que viví allí no solo me tocó el corazón, sino que me abrió los ojos. Ya no puedo mirar aquellas caras marcadas por su necesidad con indiferencia. Ahora siento una responsabilidad más profunda… una carga santa que nace de haber visto con mis propios ojos cómo la fe, la generosidad y el amor pueden transformar destinos.
La cara de la esperanza
Pero también vi otra cara. La de la esperanza. Una esperanza que brota desde los centros de Compassion, donde los niños reciben educación, alimento, atención médica y, sobre todo, cuidado emocional y espiritual. Lugares donde los niños no solo sueñan con un futuro mejor, ¡sino que están siendo preparados para alcanzarlo!
Vi niños cantar con gozo, correr sin miedo, aprender con pasión. Vi a madres y padres emocionados, agradecidos, con lágrimas en los ojos, porque saben que sus hijos están seguros, amados y guiados por un camino diferente. Uno lleno de propósito, fe y esperanza.
Una historia nueva
Uno de los momentos más poderosos del viaje fue escuchar los testimonios de jóvenes que fueron patrocinados cuando eran pequeños y que hoy, años después, son profesionales, padres de familia, pastores, emprendedores. Muchos de ellos decidieron regresar a los mismos centros que los vieron crecer para ayudar a otros niños, de la misma manera que ellos recibieron ayuda cuando eran niños… pero ahora como mentores y guías para la nueva generación. ¡Eso es redención! Eso es romper ciclos de pobreza y escribir nuevas historias.
Y todo esto no sería posible sin la fe cristiana, la compasión y el amor de Jesús que lo sostiene todo. En cada centro se predica el amor de Dios, se ora, se estudia la Biblia. Los niños aprenden a tocar instrumentos musicales, practican deporte y se fortalece el carácter. Compassion no solo alimenta estómagos, también alimenta almas. Su trabajo no se limita a la asistencia material: forma discípulos, líderes, hombres y mujeres con valores sólidos.
Una vida impactada
Este viaje me marcó de por vida. Me recordó que el evangelio no se trata solo de palabras bonitas o sermones elocuentes. El evangelio se vive. Se extiende la mano al necesitado. Se abraza al quebrantado. Se cree en el niño que nadie ve.
Y aunque no todos pueden viajar o estar físicamente en esos lugares para poder ver dicha transformación con sus propios ojos… todos podemos hacer algo desde donde estamos. Todos podemos aportar para cambiarle la vida a un niño que vive en pobreza extrema.
Por eso, hoy te quiero invitar a ti, que escuchas Vida Unida desde Houston, New York, Miami, Birmingham, Alabama, o cualquier parte de los Estados Unidos: considera patrocinar a un niño en la República Dominicana a través de Compassion International.
Con tu donativo mensual, estarás ayudando a sacar a un niño de la pobreza extrema, brindándole acceso a educación, salud, alimentación y acompañamiento espiritual. Pero más que eso, le estarás diciendo: “Tú vales. Yo creo en ti. Dios tiene un plan para tu vida.”
Hazlo por amor.
Hazlo por fe.
Hazlo por compasión.
Y prepárate… porque cambiar la vida de un niño también puede cambiar la tuya.
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Sobre el autor
Nacido en Arecibo, Puerto Rico. Fanático de la música, los autos y un poco del deporte. Felizmente casado y papa de un perrito llamado Kimbo.....